El celtismo regresó sin limitaciones de aforo a su casa, a Abanca Balaídos. El Celta-Sevilla fue un partido muy especial por poder acoger a su afición sin restricciones de capacidad seiscientos tres días después del último choque en circunstancias normales.
Para esta ocasión, el RC Celta decidió organizar un homenaje dedicado a toda la afición y personalizado en una celtista ejemplo de afouteza y corazón: Alicia Barreiro, la abonada número uno de la entidad.
La veterana, a punto de cumplir 82 años consecutivos con carné celeste, recibió una sonora ovación y, acompañada del brazo por el capitán Hugo Mallo, fue la encargada de realizar el saque de honor en un día de intenso significado para toda la familia celtista.