Fue una jornada de emociones durante y antes del partido. El exportero celeste Sergio Álvarez regresó a su casa, Abanca Balaídos, para recibir el cariño y respeto del celtismo, un momento que le fue privado en su despedida por causa de la pandemia y que por fin pudo disfrutar.
La afición celeste dedicó una tremenda ovación al «Gato de Catoira», visiblemente emocionado ante las muestras de afecto de toda la familia celeste. Un jugador inolvidable, como profesional y persona, que seguirá muy presente en los corazones de todo el celtismo.
